1.11.15

Which Way Home

 

A_Cual_es_el_camino_a_mi_casa-553793568-largeAun cuando aparentemente el tránsito de niños centroamericanos que viajan a Estados Unidos es un porcentaje "pequeño" 7% Es significativo que se incremente este tránsito de manera solitaria, hoy el 67% de los niños que pasan por México camino a EEUU, lo hacen solos –no acompañan a sus padres en el proceso migratorio.

Pero más allá de la estadística, el documental Which Way Home rescata de manera muy interesante las motivaciones por las que los niños deciden migrar incluso sin la autorización de los padres.

Rescato algunas ideas que me surgieron durante el documental: Lo primero que considero de gran relevancia es la cuestión de "autoestima", los niños están cansados de sentirse nadie (incluso hay un documental que se llama así De Nadie, que si bien no toca el tema de los niños, si hace referencia a esa especie de orfandad -vulnerabilidad- en la que se encuentran los migrantes de países tan pobres como Honduras).

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La falta o mínima autoestima de los niños es muy impactante, ellos creen que podrán ser alguien y comenzar una historia idílica en Estados Unidos. Un síntoma de que los gobiernos centroamericanos (por no decir también mexicano) tiene nulas o ineficaces políticas de protección y cuidado a la niñez, sobre todo de los sectores más marginados. Los niños se creen “nadie” por tanto, y esos “nadie” solemos considerarlos el futuro del mundo, porque son también parte de los “niños como el futuro del planeta”, al menos que también a ellos los discriminemos con esta sentencia.

Así también los niños evidencias frustración y coraje por su condición, son seres que no encuentran espacio en este mundo y viajan para cambiar sus vidas. La violencia familiar y una aparente indiferencia paterna es un importante detonador de la migración de niños solos hacia Estados Unidos.

Hay también algo que nos hace recordar que aún son niños y no adultos en miniatura: hay nobleza en sus corazones, hay solidaridad entre ellos, no en todos los casos ni en todo momento, pero en estas historias se crean amistades y también es natural el desapego en la despedida. ¿Te vas o te quedas?

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Pero este sueño no es gratuito tampoco, aquí podemos hablar también de la fuerte influencia de los medios de comunicación que reflejan una realidad inalcanzable pero "soñable". Los niños, como cualquiera de nosotros, son víctimas de este sistema mediático que proyecta un mundo idealizado y perfecto a través de novelas y series, o películas, que nos hace pensar que todos podemos alcanzar Manhattan.

Y finalmente llama mi atención una especie de estoicismo de parte de las madres; tanta debe ser su desesperación ante la pobreza que les impide hacer más por sus hijos, que parecen resignadas ante el destino de sus hijos, incluso si éste es la muerte. No es que dude del sufrimiento natural de una madre por la pérdida de sus hijos sino que resalto esa especie de resignación, como resignación pueden sentir frente a su pobreza, la enfermedad, la indiferencia de sus gobiernos. Hay una falta de esperanza que da "lo mismo".